5.3.05

"El portal místico me espera"

La frase es de la película Toy Story. La pronuncia el marcianito de color verde, 'capturado' junto a Woody y Buzz Ligth Year por Sid, cuando se aproximan a la casa de Sid. Lo hace en la creencia de estar alcanzando el destino glorioso que aguarda a todos los marcianitos de color verde del Pizza Planet. Esta idea se podría llevar más lejos, pero no me quiero poner muy trascendental, lo dejaré en un nivel más mundano, la del cambio profesional.

Para alguien dedicado al desarrollo software, hay una que se diferencia de todas las demás porque impone unas exigencias de carácter personal más que técnico. Me refiero al cambio que supone el pasar a ser jefe de proyecto.

En primer lugar, quiero decir que cuando este puesto se alcanza en la misma organización en la que uno lleva cierto tiempo desempeñando otras actividades, el cambio no lo tiene que asumir sólo el nuevo jefe de proyecto, tienen que hacerlo también todas las personas que le rodean. Ya que se suelen dar situaciones en las que se continúa requiriendo a la persona para desempeñar las funciones que hacía hasta ahora, y que no son las propias de su nuevo puesto. Pongo algunos ejemplos:
  • Se había estado ocupando del desarrollo la programación de una aplicación que nadie conoce mejor que él, y surge la necesidad de hacer una mejora, o arreglar cuanto antes un problema. Así que como poner a otra persona puede suponer 4 o 5 días, en vez una mañana, el trabajo termina sobre su mesa (y en algunos casos con prioridad absoluta sobre todo lo demás).
  • Hasta la fecha, se ocupaba de tratar personalmente con los clientes de cierto producto o servicio, y como les entiende mejor que nadie, y los clientes están acostumbrados a él, las demandas de éstos le siguen llegando.
También hay que entender que el cambio, en muchas ocasiones debe ser gradual, la persona debe ir delegando poco a poco, sus anteriores responsabilidades. Es algo que debe llevar a cabo toda la organización, no sólo el individuo. El problema se da cuando pasa el tiempo y no se consigue acabar con esta situación.

A pesar de lo anterior, el reto más importante, en cuanto a la asimilación del cambio de rol lo tiene el propio sujeto. Si éste siente una inclinación por las tareas que venía realizando (porque le gustan y además las domina), se sentirá mucho más cómodo ocupándose de estas tareas que de las que conlleva su nuevo puesto. La inclinación a seguir realizándolas es muy fuerte.

Un jefe de proyecto software debe tener conocimientos técnicos, pero además debe tener unas habilidades personales, que no son necesarias en los puestos que ha podido desempeñar antes (arquitecto software, analista, programador, ...), por lo que normalmente se llega al puesto de jefe de proyecto sin tenerlas, o sin haberlas desarrollado lo suficiente. Esto hay que tenerlo muy claro, porque a veces uno se da cuenta, demasiado tarde, que dirigir un grupo de desarrollo tiene que ver más con las personas que con la tecnología. Así que el que no quiera ocuparse adecuadamente (espero tratarlo en otro post), de los problemas que conlleva el trato con sus desarrolladores, deberían abstenerse de asumir la dirección de un grupo de trabajo si no quieren acabar tirando sus proyectos, o a la gente que trabaja para ellos, por la borda. Lo que ocurre aquí, es que la renuncia a este puesto, supone la renuncia a mejoras económicas y/o de estatus.

No obstante, si uno quiere dedicarse a esto, muchas de estas habilidades se pueden adquirir y mejorar. Quizás no esté al alcance de todos poder convertirse en el mejor jefe de proyecto de la organización, o del sector, pero sí se puede aprender lo suficiente para hacer un trabajo digno, que permita sacar adelante los proyectos, manteniendo un buen clima de trabajo y convivencia en el grupo. Al fin y al cabo, ése es el objetivo.

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