Cultura y autores
En España ciertos sectores que no aportan demasiado a la cultura, pero que viven de ella, llevan mucho tiempo haciendo todo lo posible por aumentar de cualquier forma sus ingresos.
Ya lograron la imposición de un canon sobre los soportes digitales como los CDS y DVDs vírgenes, mediante un acuerdo con los fabricantes de éstos.
Actualmente los frentes abiertos van por la imposición de nuevos cánones y la criminalización de las nuevas tecnologías.
No creo que esta sea la forma de acabar con la piratería (una práctica a erradicar) y mucho menos la de ayudar a una industria que debe renovarse. La renovación es una de las soluciones, no el acudir a sus contactos en las más altas instancias del gobierno y el Ministerio de Cultura para conseguir reformas legales que ayuden a proteger su caduco negocio, reformas que pondrán dificultades al avance de las tecnologías de la información.
Por eso he decidido unirme al manifiesto por una cultura libre.
Creo que muchos nos podríamos considerar autores, o al menos parte de la cultura. La cultura no es sólo de los que crean cosas para la industria del disco, el cine o el libro, sin embargo, son ellos los que parecen tener el monopolio del término, y en su nombre quieren establecer las condiciones en las que hay que hacer uso de la cultura. Llamemos a las cosas por su nombre, productos culturales comerciales, o industria de los productos culturales comerciales, en vez de cultura a secas, y evitemos que unos cuantos en el nombre de la cultura se apropien de ella, para cobrarnos incluso cuando no hacemos uso de ‘su cultura’.
Technorati tags: canon, propiedad intelectural, autor,
Ya lograron la imposición de un canon sobre los soportes digitales como los CDS y DVDs vírgenes, mediante un acuerdo con los fabricantes de éstos.
Actualmente los frentes abiertos van por la imposición de nuevos cánones y la criminalización de las nuevas tecnologías.
No creo que esta sea la forma de acabar con la piratería (una práctica a erradicar) y mucho menos la de ayudar a una industria que debe renovarse. La renovación es una de las soluciones, no el acudir a sus contactos en las más altas instancias del gobierno y el Ministerio de Cultura para conseguir reformas legales que ayuden a proteger su caduco negocio, reformas que pondrán dificultades al avance de las tecnologías de la información.
Por eso he decidido unirme al manifiesto por una cultura libre.
Creo que muchos nos podríamos considerar autores, o al menos parte de la cultura. La cultura no es sólo de los que crean cosas para la industria del disco, el cine o el libro, sin embargo, son ellos los que parecen tener el monopolio del término, y en su nombre quieren establecer las condiciones en las que hay que hacer uso de la cultura. Llamemos a las cosas por su nombre, productos culturales comerciales, o industria de los productos culturales comerciales, en vez de cultura a secas, y evitemos que unos cuantos en el nombre de la cultura se apropien de ella, para cobrarnos incluso cuando no hacemos uso de ‘su cultura’.
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