24.5.05

Personas e innovación

Hoy hemos estado trabajando con un colaborador, que lo es porque conoce bien ciertos aspectos muy específicos. El caso es que para mí las mayores aportaciones que ha hecho, sin desmerecer las demás, han sido las observaciones que ha hecho sobre los usuarios del producto.

En algún post he comentado la necesidad de tener en cuenta el usuario, de innovar para él, nunca de espaldas a él. Pero a veces el contacto directo no te da toda la información sobre el usuario. A veces alguien que trata habitualmente con este usuario, que conoce sus hábitos, preferencias y hasta manías (diría que incluso mejor que el propio usuario) puede aportarte una visión que echa por tierra algunos planteamientos.

Se pueden tener muchas ideas sobre un producto, cosas que se pueden mejorar o añadir para facilitar las cosas al usuario. Pero cuando esto requiere que el usuario cambie sus hábitos, cuando lo que tiene valor para él, es precisamente hacer las cosas como las está haciendo, por delante incluso de lo que obtiene, la cosa es mucho más difícil.

En ocasiones el propio usuario puede reconocer esta situación, pero en otras, el usuario puede decir que lo que se le propone no está mal, que a lo mejor le interesa, pero la realidad es que nunca lo hará. Lo probará y al poco volverá a su rutina. Cambiar esto puede requerir un esfuerzo tal, que haga inviables las ideas propuestas. En ese caso habrá que continuar por otro lado, más ideas, y nuevos planteamientos.

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