31.8.05

El círculo de la innovación

Creo que nunca he puesto tantos marcadores en un libro. Estoy a punto de terminarlo, empecé su lectura antes de las vacaciones y durante éstas lo aparqué.



Tom Peters es uno de esos gurús del management que, entre otras cosas, da multitud de conferencias y cuyas reflexiones están en boca de todos. En este libro hay un buen montón sobre la innovación y la empresa. Y sin tener que estar de acuerdo con todo, o haciéndolo con los matices oportunos, el libro creo que está muy bien encaminado y hace reflexionar.

La composición del libro es peculiar, es una continua mezcla de imágenes con textos en diferentes tipografías, tamaños y alineaciones. La lectura es rápida, ya que a lo anterior se une el estilo empleado por el autor y el que los apartados no son extensos. El grosor del libro engaña, basta abrirlo por cualquier página para comprobarlo.

Aún así, creo que si me pusiese a escribir posts sobre las ideas que emanan del libro, tendría para escribir hasta las Navidades. Aquí se pueden leer algunas de las frases que expresan de forma contundente las ideas del libro.

Compensado el cambio de tecnología

Encuentro muy interesante la información relativa a la aceptación de nuevos productos y servicios por parte de los usuarios. Creo que este interés viene de largo, en ocasiones cuando llega la publicidad en televisión me quedo viendo los anuncios (lo que ocasiona las consiguientes protestas). Los anuncios me resultan interesantes porque dicen mucho acerca de sus destinatarios: quiénes son, qué quieren/desean/necesitan, qué tipo de programas suelen ver, a qué hora, ..., o al menos éste es el conocimiento que tienen de ellos los publicistas, quienes deberían ir bastante encaminados, en parte les pagan para eso.

Un ejemplo es esta noticia en la que hablan de un estudio en el que indican que los móviles no sólo no perjudican al mercado de las cámaras digitales, sino que lo fomentan. Debo reconocer que en mi caso, y en el otra gente que conozco es así. Creo los móviles con cámara acercan la fotografía digital al usuario, le habitúan a ella, le permiten conocer sus ventajas, y con el tiempo le llevan a querer disponer de un aparato que ofrezca más prestaciones fotográficas, de almacenamiento, etc., que las que ofrecen los móviles con cámara. ¿No es esto similar a regalar el nuevo producto B cuando se compra el producto A de toda la vida?

El caso es que todo esto no hace más que reforzar la idea de lo importante que es conocer al usuario, en ocasiones mejor de lo que él mismo se conoce (un buscador web, o la compañía que nos proporciona la tarjeta de crédito, puede conocer algunas cosas sobre nosotros mejor que nosotros mismos), y que el desarrollo de productos y servicios debe estar guiado por el usuario, no por la tecnología.

En un comentario del post anterior Fernando ponía como ejemplo RSS, que ofrece muchas posibilidades para los que estamos habituados a usar un lector de feeds, pero que al ser una práctica aún minoritaría tiene pocas posibilidades, de momento, para ser aprovechado en el lanzamiento de productos o servicios que se basen en él y que quieran llegar a un público amplio. Si se identifica un servicio susceptible de ser ofrecido con RSS, pero el usuario al que se quiere llegar no lo suele emplear, habría que plantearse otras tecnologías, por ejemplo el SMS, y dejar el uso de RSS para una minoría de usuarios.

Al fin y al cabo se trata de llegar al usuario, de poner a su alcance el producto o servicio, y la tecnología es sólo el medio. De otro modo lo que habría que conseguir es que el usuario acepte tanto el producto o servicio como la tecnología, lo cual es mucho más difícil. Lo que interesa a los usuarios es el valor que le reporta lo que se le ofrece, no la tecnología en sí. Si es necesario un cambio de tecnología, que suele conllevar costes económicos, aprendizaje, nuevos hábitos, etc., y el valor que se le ofrece no es suficiente para compensar el cambio tecnológico, el usuario seguramente no aceptará el producto o servicio.

29.8.05

Servicios, no tecnología

Este titular 'Las personas mayores necesitan servicios, no tecnología' debe ser una máxima para cualquiera que desarrolle cosas basadas en la tecnología y quiera llegar a muchos usuarios (ancianos y no ancianos).

Sin embargo no resulta fácil, ni se suele tener presente. Los que nos dedicamos a la tecnología solemos estar tan encantados con ella, que en ocasiones pensamos que la tecnología por sí misma es suficiente para el usuario. Y no es así, porque aunque muchos usuarios puedan entender los méritos de una tecnología, lo que realmente quieren, y por lo que están dispuestos a pagar, no es la tecnología en sí, sino lo que ésta les permite conseguir. La tecnología no es más que una herramienta, un medio para algo.

¿Cuantas veces aparece una tecnología y se le trata de vender al usuario sin que éste sepa muy bien para qué la quiere? ¿Y el que la ofrece? ¿Tiene claro que ofrece algo más que tecnología? ¿Cuántas tecnologías fracasan debido a esto?

La formación técnica que se recibe pretende básicamente que se entienda la tecnología y se sepa hacerla funcionar. Pero, ¿qué hay acerca de saber usar la tecnología para ofrecer cosas que interesen a los usuarios? Para crear productos y servicios que sean de interés para sus usuarios y tengan aceptación.

Es complicado, pero simplificando es algo que pasa por conocer la tecnología, pero sobre todo a sus destinatarios, tener una idea, ponerla en marcha y hacerla evolucionar con la ayuda de sus usuarios. Y si no acaba de funcionar o no resulta viable, abandonarla (esto cuesta) e ir a por otra.

¿Cuál es el perfil profesional para esto? ¿Corresponde a un técnico, un comercial, ..., el jefe? ¿Debe ser un equipo multidisciplinar el que lo haga? ¿Nos encerramos en nuesto centro de trabajo y nos conformamos con la información que ofrece Internet? ¿Y si se sale? ¿A dónde o a quién se acude?

Hay algo más en este asunto que quiero comentar relativo a muchos de los proyectos de software libre, pero lo dejaré para un próximo post.